En la vida puedes ser muchas cosas. Puedes hacer muchas cosas.
Pero no te van a recordar por todas. Ni siquiera aquél o aquella que más te ame podrá recordarte por todas ellas.
Yo me acuerdo de estar sentada contigo en el banquito a la puerta de casa, poniéndose el sol de verano o ya entrando la noche, charlando, contándome cosas de antes o simplemente estando. Me acuerdo del brillo de esos ojos, tan vivos y empequeñecidos por las arrugas domadas por una piel de viento y sol. Recuerdo ese brillo, y esa cara de pillo, esa mueca exacta que me hacías mirándome cómplice cuando la abuela te reñía.
Y recuerdo cómo el sol se puso contigo, acompañándote, hace casi una semana.
Me llevo tu boina eterna y el nudo en la garganta que me deja tu -mi- recuerdo.
A veces, sin saber muy bien por qué, lloras.
Y a través del llanto puede que llegues a comprender parte de aquello que lo motivó.
Qué curioso que me duelan los ojos, que haya titulado así el post y que esta tarde haya visto te doy mis ojos.
Creo que iré a cerrarlos, la semana será dura...
El título no era porque sí.
El recuerdo, la soledad, llegan invasores con la noche, a posarse junto a nosotros. Abrazan nuestros sentidos y embotellan el razonamiento. Nos privan de descanso.
De noche la vida se recluye entre paredes y nuestra soledad no puede expandirse, esparcirse en otras almas. Se queda con nosotros, absorvida en la esponja de nuestra existencia.
Vigilad,
ahoga.
De día el mundo vuelve a apretar el play, sale a la calle, y parece que sólo por circular se libra uno de la carcoma mental.
Que come la esponja.
Previamente empapada.
Y sale uno a la calle, a habituarse a la realidad diaria, a la ilusión óptica que se presenta delante de nosotros como el éxito y la felicidad. Vivir ebrio de actividad es la cima del estatus social, ser importante.
Y por la noche, con un pijama que no verá nadie, solo, en silencio, harto de la lectura, la televisión, internet y todo lo posible, harto de tí mismo, te preguntarás, en un instante que aún te deja el camino hacia la meta, si eso es ser importante.
Entonces, puede que sólo entonces, vislumbres algún otro camino.
Esta noche, en el programa 180º de Àngels Barceló, en TV3, la susodicha presentadora (el programa me parece bueno, de verdad) ha dicho k para pagar una vivienda se necesita el sueldo íntegro de seis años.
La cifra así dicha puede parecer mucho o poco, si uno es fan del ahorro.
Pero yo he hecho cálculos por encima y Àngels oyes, que no me salen las cuentas. Pongamos que alguien joven gana 12000 euros anuales
12.000x6= 72.000 euros
Para que nos entendamos todos:
72.000eurosx 166.386= 11.979.792 pesetas
Nena, revisa los datos del guión antes de fiarte de los colaboradores...
Alguien me ha dicho hoy que Barcelona es una Buenos Aires con mar.
Y yo, por un momento, he visto Buenos Aires a vista de pájaro de vuelo fugaz, he sido capaz de salir de las ventanas tintadas de la oficina por el Eixample y ver mi ciudad radiante bajo el sol. Activa, cosmopolita, abierta.
Y entonces he vuelto a la entrevista en esa fracción de segundo, a seguir hablando con mi interlocutor italo-argentino, a seguir haciendo entrevistas y conociendo realidades, y a hacer algo que me encanta. Puede que haya gente que no se lo crea (porque no me conoce realmente) y otros como mi madre a los cuales se les pueda perdonar todo, pero me encanta el trato con la gente.
Me encanta.
En verlo salir del probador... elegante, esbelto, perfecto.
He visto lo que sabía.
Según un artículo de El País de hoy el 35% de las mujeres en Europa viste por encima de la talla 46, una tendencia que va al alza.
Yo pensaba que los empresarios querían ganar dinero.
A veces me demuestran que no.
Concierto.
Media de edad de 70 años.
Una pareja de mujeres (amigas, primas, hermanas... lo que fuera).
Una le dice a la otra:
- I tu, com feies l'amor? Matemàtic, vegetarià o olímpic?
- ...
- Com feies l'amor: matemàtic, vegetarià o olímpic?
- Ai, no me'n recordo!!
- Bueno, dona, com el feies...?
- Ai, no ho sé...
- Mira, matemàtic cada dos per tres, vegetarià de higos a brevas i olímpic cada 4 anys!!
- jejejeje
- jejejeje
(i la mon parant orella ;PP)
Hay cara. Hay cruz.
Para que haya cara debe haber cruz.
¿Nos sumamos?
Estoy tranquila. Enamorada. Bien.
Muy bien.
Me siento así. Como cuando el sofá te acoge en invierno y te tapas con una mantita.
(Sólo me -nos- falta la casa propia)
Hay veces en las que, simplemente, sabes que encajas.